La inspiración de este proyecto fue la vida misma de Xóchitl Zadi Yamel. Capturar la esencia de una mujer que celebra sus múltiples facetas, en una tarde donde cada instante se transformó en memoria. La sesión se desarrolló en distintos puntos emblemáticos de Culiacán, cada locación aportando su paleta de luz y sombra a esta historia visual.
Xóchitl, amante del detalle, coordinó personalmente los vestuarios, proponiendo cuatro outfits que narraban su evolución. Empezamos con un look de inspiración étnica, que estableció un tono arraigado en las tradiciones y la identidad. El siguiente outfit presentó un elegante vestido blanco adornado con sutiles detalles en tonos morados pastel, evocando una atmósfera orgánica y natural—una mezcla de misterio y calidez, donde cada rayo de luz parecía contar una historia de elegancia discreta. Finalmente, nos adentramos en la magia del crepúsculo con un último look que fusionaba la sofisticación de un vestido de noche y un concepto urbano. En ese preciso instante, fuimos testigos del atardecer besando las paredes de concreto, sellando con luz y sombra el relato de la jornada.
La experiencia se enriqueció aún más gracias a la presencia incondicional de la hermana de Xóchitl y de su esposo, Eulogio Sosa. Este último, reconocido bajo sexto e integrante de la Banda Los Buitres de Culiacán—quien ya tuve el honor de retratar en ocasiones anteriores—aportó un aire de complicidad y tradición que se plasmó en cada fotografía. Los apoyos y sonrisas compartidos hicieron de esta sesión algo muy personal y memorable para todos los involucrados.
Cada imagen es un fragmento de una narrativa que celebra la complejidad y la belleza de ser uno mismo, un testimonio de que el arte de la fotografía trasciende el mero capturar imágenes y se convierte en un diálogo entre pasado, presente y futuro.